La localidad de Zarautz ha sido habitada desde el año 70.000-30.000 a.C. (Paleolítico Medio). Tras varias fases de crecida y declive del mar, se creó una zona marina formada por dunas, marismas y riachuelos.
Bajo el altar de la actual parroquia de Santa María la Real se pueden ver restos de una vivienda del siglo V a.C. (Edad del Hierro).
Además, se ha encontrado en él uno de los mejores yacimientos guipuzcoanos de la época romanizadora, con una cronología de ocupación que se prolonga desde principios de la era post-Cristo hasta el siglo V.
En aquellos tiempos en Gipuzkoa vivían los várdulos, una tribu celta más parecida en cultura, sociedad y lengua a los cántabros occidentales, a los pueblos indoeuropeos, que a los vascones orientales.
Restos del Bajo Imperio (III-IV) bajo la parroquia
Tras una época de desocupación, en el siglo IX la población que se trasladó desde los montes de Aia vuelve a Zarautz y se estabiliza allí. En los siglos XI-XII Zarautz, parte de Ipuzkoa, queda organizada dentro de la estructura unificada del Reino de Navarra. En esta época tiene una consolidación urbana de forma geométrica (rectangular), con la Gran Vía como eje central.
Se han hallado enterramientos de esta época y de siglos posteriores en las inmediaciones de la iglesia. Actualmente podemos visitar la espectacular necrópolis medieval situada a los pies del campanario, que llegaba hasta el interior de la parroquia. Así, en este cementerio se pueden distinguir claramente tres períodos, que se prolongan desde los siglos IX al XIV.
En el siglo XIII, Zarautz obtiene el título de Villa bajo el reinado de Castilla. En concreto, en 1237 el rey Fernando III de Castilla concede la Carta Puebla para privilegiar el viejo asentamiento. El documento obliga, entre otras cosas, a los ciudadanos a pagar un impuesto al rey por cada ballena capturada. Con el crecimiento demográfico se ocupan más solares y las nuevas edificaciones amplían el denso núcleo urbano.
Al tratarse de un núcleo urbano sin murallas, Zarautz se servía de casas-torre para controlar los puntos de entrada y salida de la localidad (Torre Zarauz, Makatza, Torre Luzea…). La Torre Zarauz fue construida en el siglo XIV-XV por la familia Zarauz sobre el citado cementerio medieval y alineada con la calle Mayor. Se cuestiona cuál fue su uso, ya que muestra un aspecto defensivo débil: paredes finas, fácil acceso, poca altura. Además, se entiende que tenía un espacio reducido para albergar a esta gran familia y, por tanto, seguramente fue utilizado como edificio municipal; se deduce que pudo ser: celda (calabozo), alhóndiga, administración, archivo…
En el siglo XVII se añade a la torre la planta de las campanas y se conecta visualmente con la iglesia mediante arco apuntado. Actualmente el Museo de Arte e Historia de Zarautz se encuentra ubicado en este edificio. Junto a ella se encuentra la Parroquia de Santa María la Real, una iglesia gótica construida entre los siglos XV-XVI bajo la protección de la familia Zarauz. Tras el Concilio de Trento del siglo XVI se añaden los retablos laterales, al dar forma de cruz latina a la iglesia. Más tarde, en los siglos XVII-XVIII se le añaden más elementos, como las viviendas parroquiales y el pórtico. Bajo sus cimientos, además, se encuentran espectaculares restos de tres templos más pequeños que precedieron a la iglesia que ahora conocemos y que son visitables.
Localidad de tradición pesquera, Zarautz se dedicó a la pesca de la ballena entre los siglos XIII y XVI, así como a la de sardina, anchoa y besugo. La caída de la pesca de la ballena (XVI) supuso el crecimiento de otras profesiones como la construcción naval, la carpintería y la industria textil. Estos sectores industriales, sin embargo, quedaron en un segundo plano con la llegada del turismo aristocrático.
En el siglo XIX, al reconocer las facultades curativas del agua del mar, la playa de Zarautz se convirtió en centro de atracción burguesa y aristocrática. Entre estos personajes destaca la reina Isabel II, que trataba de paliar sus problemas cutáneos a través de baños de mar. Así, en 1865 y 1866 pasó sus veraneos en el Palacio de Narros. Zarautz atrajo a numerosos burgueses y aristócratas y con ello vinieron los grandes cambios urbanísticos: el pueblo campesino se llenó de casas elegantes, palacios, hoteles y hermosos jardines. Esta época era conocida como la alta Belle Époque. Entre 1915 y 1916 se produce un auge del ocio, con la creación del Real Club de Golf de Zarautz, inaugurado por Alfonso XIII, Cine Modelo, Casino…
Con la progresiva desaparición de los palacios en los años 60 comienza una reestructuración urbanística y se impone el turismo de clase media. En el lugar donde se erigían las casas de lujo se construirán bloques de apartamentos, aunque todavía se conservan algunos edificios como Villa Munda y Sanz Enea, recuerdo de épocas pasadas.
En la actualidad, Zarautz es una ciudad moderna y euskaldun centrada en el sector servicios. Aunque sea una localidad íntimamente ligada al turismo, la tradición está continuamente presente, siendo seña de identidad el euskera, que se habla mayoritariamente. Las condiciones favorables de nuestra playa facilitan la práctica del deporte náutico, siendo el surf el más destacado.